29 de diciembre de 2011

Salvador Novo, de la Ausencia

BREVE ROMANCE DE AUSENCIA


Único amor, ya tan mío
que va sazonando el Tiempo;
¡qué bien nos sabe la ausencia
cuando nos estorba el cuerpo!

Mis manos te han olvidado
pero mis ojos te vieron
y cuando es amargo el mundo
para mirarte los cierro.

No quiero encontrarte nunca,
que estás conmigo y no quiero
que despedace tu vida
lo que fabrica mi sueño.

Como un día me la diste
viva tu imagen poseo,
que a diario lavan mis ojos
con lágrimas tu recuerdo.

Otro se fue, que no tú,
amor que clama el silencio
si mis brazos y tu boca
con las palabras partieron.

Otro es éste, que no yo,
mudo, conforme y eterno
como este amor, ya tan mío
que irá conmigo muriendo.


En Nuevo amor y otras poesías, Fondo de Cultura Económica-Secretaría de Educación Pública, México, 1984.

Una mitad de luz Otra mitad de sombra... De Luis Cernuda

LAS ISLAS


Recuerdo que tocamos puerto tras larga travesía,
Y dejando el navío y el muelle, por callejas
(Entre el polvo mezclados pétalos y escamas),
Llegué a la plaza, donde estaban los bazares.
Era grande el calor, la sombra poca.

Con el pecho desnudo iba, distraído
Como si familiares fuesen la villa y sus costumbres,
Y miré en un portal al mercader de sedas
Que desplegaba una, color de aurora, fría a los ojos,
Sintiendo sin tocarla la suavidad escurridiza.

Ante un ciego cantor estuve largo espacio,
Único espectador, y parecía cantar para mí solo.
Compré luego a una niña un ramo de jazmines
Amarillentos, pero en su olor ajado tuvo alivio
La dejadez extraña que empezaba a aquejarme.

Desanudada la faja en la cintura,
Unos muchachos que pasaban, reían,
Volviendo la cabeza. Acaso me creyeron
Ebrio. Los ojos de uno de ellos eran
Como la noche, profundos y estrellados.

La humedad de la piel pronto se disipaba
Por el aire ardoroso, a cuyo influjo
Mi pereza crecía. Me detuve indeciso,
Acariciando el cuerpo, sintiendo su tibieza
Lisa, como si acariciara un cuerpo ajeno.

Seguí, por parajes nunca vistos,
Mas presentidos, igual a quien camina
Hacia cita amistosa. Deponía la tarde
Su fuerza, cuando al fin quise
Buscar reposo ante un umbral cerrado.

Era un barrio tranquilo. Mis párpados pesaban
(Acaso dormí mucho), y al abrirlos de nuevo
Ya el sol estaba bajo en el muro de enfrente.
Una presencia ajena pareció despertarme,
Porque al volver la cara vi una mujer, y sonreía.

Como si de mi anhelo fuese proyección, respuesta
Ante demanda informulada, me miraba, insegura;
Aunque yo nada dije, con gesto silencioso,
Invitándome adentro, me tomó de la mano.
La seguí, con recelo más débil que el deseo.

La sala estaba oscura (ya caía la tarde).
Sobre la estera había almohadas, un cestillo
Anidando manojos de magnolias mojadas,
De excesiva fragancia. Filtró la celosía
Unas palabras de la calle: "Le encontraron muerto".

Las pensé referidas a un camarada,
Quizá presagio de mi sino. Pero ella,
Atrayéndome a sí, sobre la alfombra
El ropaje tiró, como cuchillo sin la vaina,
Fría, dura, flexible, escurridiza.

Mis manos en sus pechos, su cintura
Quebrarse pareció al extenderme sobre ella,
Y en el silencio circundante, al ritmo
De los cuerpos, oí su brazalete,
Queja del ave fabulosa que escapaba.

La oscuridad llenó la sala toda
Cuando saciado y satisfecho quise irme.
En la puerta (ella como mi sombra me seguía),
Al cruzar su dintel, sentí que entre mis dedos
Quedaba el brazalete, ahora inerte y mudo.

Mucho tiempo ha pasado. No aceptara
Revivir otra vez esta existencia.
Mas no sé qué daría por sólo aquel instante
Revivirlo. Bien sé que apenas tengo con qué tiente
Al destino, ni el destino tentarse dejaría.

Cuando el recuerdo así vuelve sobre sus huellas
(¿No es el recuerdo la impotencia del deseo?),
Es que a él, como a mí, la vejez vence;
Y acaso ya no tengo lo único que tuve:
Deseo, a quien rendida la ocasión le sigue.


En La realidad y el deseo, edición facsimilar conmemorativa del centenario, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2002.

20 de diciembre de 2011

Un infaltable: un soneto de William Shakespeare

XL

Take all my loves, my love, yea, take them all;
What hast thou the more than thou hadst before?
No love, my love, that thou mayst true love call;
All mine was thine, before thou hadst this more.
Then if for my love thou my love receivest,
I cannot blame thee for my love thou usest;
But yet be blam'd, if thou thyself deceivest
By wilful taste of what thyself refusest.
I do forgive thy robbery, gentle thief,
Although thou steal thee all my poverty;
And yet, love knows, it is a greater grief
To bear love's wrong, than hate's known injury.
    Lascivious grace, in whom all ill well shows,
    Kill me with spites; yet we must not be foes.


XL

Toma todo mi amor, mi amor, ¡tómalos todos!
¿Entonces qué tendrás que antes no tuvieras?
Amor, no existe amor que llames verdadero
como mi amor que es tuyo, antes de tanto exceso.
Luego, si por amor, tú mi amor recibiste,
no he de culparte el uso que hagas de mi cariño;
repróchate, no obstante, si a ti mismo te engañas
con el vago deleite de aquello que rehúsas.
Te perdono tu robo, dulce y gentil ladrón,
aunque el hurto se lleve toda mi carestía,
porque el Amor bien sabe que es un mayor dolor
soportar mal de amor, que injuria del odio.
    Lasciva gracia en quien el mal parece el bien.
    Mátame con despechos, pero sin ser rivales.

El texto inglés ha sido extraído de William Shakespeare, Sonetos, ed. bilingüe de Fernando Marrufo, UNAM, México, 2a ed., 2009; y el texto español de William Shakespeare, Sonetos, edición de Ramón García González, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2003. (Se han corregido erratas de este texto.)

19 de diciembre de 2011

En Pere Gimferrer: amor i nit (amb traducció al castellà)

COMBAT D'AMOR


Em té l'amor tan subjecte al seu regne
que ara la nit m'és congost o planura;
erm, el boscam, tot d'incerta tenebra.
Temo la mort que les passes m'atura.


Qui, de l'amor, els penyals i congestes
de cert coneix, i les balmes? Obscura,
la nit s'afua. Rocalles esquerpes,
fosques cruïlles de llamps i malura.


En creu l'amor em tenia i em té.
Sóc vianant que la creu no conjura.
Reto homenatge, en paratge foscant,
al viu punyal que l'amor em procura.


Més foc al pit, més foc al pit, més foc
al pit! L'amor fa patir, si fulgura?
I el cel no pot, de tants núvols, obrir
un diamant, fosc de neu i sutzura?


Al pit, joiell conquerit! Sóc cabdill.
Tota de nit és la meva armadura.
Negre com sóc, ni la nit em reté.
És fosc ivori la meva figura.


L'amor té signes i emblemes. La nit:
astres glaçats en heràldica pura.
Mou un navili l'alè de l'espai.
Blau, sóc l'abisme, i l'abisme m'endura.
Ha de ser negre aquest blau. I demà,
tot fosc d'abisme, com eina madura
–la llum als pàmpols, de mort averany–
del fosc imperi d'amor tindré cura.



COMBATE DE AMOR

Me tiene el amor tan sujeto a su reino
que ahora la noche me es desfiladero o llanura;
yermo, el boscaje, de incierta tiniebla.
Temo la muerte que mi paso detiene.

¿Quién, del amor, los peñascos y ventisqueros
sabe de cierto, y las grutas? Oscura,
la noche irrumpe. Roquedas adustas,
negras encrucijadas de rayos y condenación.

En cruz el amor me tenía y me tiene.
Soy viandante que la cruz no conjura.
Rindo homenaje, en paraje sombrío,
al vivo puñal que el amor me procura.

¡Más fuego en el pecho, más fuego en el pecho, más fuego
en el pecho! El amor ¿hace sufrir, si fulgura?
Y el cielo ¿no puede, entre tantas nubes, abrir
un diamante, oscuro de nieve y de carbón?

¡Al pecho, joyel conquistado! Soy adalid.
La noche entera será mi armadura.
Puesto que soy negro, ni la noche me retiene.
Es de sombrío marfil mi figura.

El amor tiene signos y emblemas, La noche:
astros hechos en heráldica pura.
Mueve un navío el hálito del espacio.
Azul, soy abismo, y el abismo me sustenta.
Ha de ser negro este azul. Y mañana,
oscuro de abismo, como herramienta madura
–luz en las vides, agüero de muerte–
tomaré a mi cargo el oscuro imperio del amor.

En Veintiún poetas catalanes para el siglo XXI, sel., trad., pról. y notas biográficas de José Agustín Goytisolo, Lumen, Barcelona, 1996.

16 de diciembre de 2011

Un erótico soneto de un jovencísimo Octavio Paz

III


Del verdecido júbilo del cielo
luces recobras que la luna pierde
porque la luz de sí misma recuerde
relámpagos y otoños en tu pelo.


El viento bebe viento en su revuelo,
mueve las hojas y su lluvia verde
moja tus hombros, tus espaldas muerde
y te desnuda y quema y vuelve yelo.


Dos barcos de velamen desplegado
tus dos pechos. Tu espalda es un torrente.
Tu vientre es un jardín petrificado.

Es otoño en tu nuca: sol y bruma.
Bajo del verde cielo adolescente,
tu cuerpo da su enamorada suma.



En Libertad bajo palabra, Obra poética I, Círculo de Lectores-FCE, México, 2006

12 de diciembre de 2011

Y ahora que terminamos nuestro curso de Quijote... Uno de Borges...

SUEÑA ALONSO QUIJANO


El hombre se despierta de un incierto
sueño de alfanjes y de campo llano
y se toca la barba con la mano
y se pregunta si está herido o muerto.
¿No lo perseguirán los hechiceros
que han jurado su mal bajo la luna?
Nada. Apenas el frío. Apenas una
dolencia de sus años postrimeros.
El hidalgo fue un sueño de Cervantes
y don Quijote un sueño del hidalgo.
El doble sueño los confunde y algo
está pasando que pasó mucho antes.
Quijano duerme y sueña. Una batalla:
los mares de Lepanto y la metralla.


En El oro de los tigres, Emecé, Buenos Aires, 1972.

10 de diciembre de 2011

¡Un soneto, señor Lope!

(95)
XX

La lengua del amor, a quien no sabe
lo que es amor, ¡qué bárbara parece!;
pues como por instantes enmudece,
tiene pausas de música süave.

Tal vez suspensa, tal aguda y grave,
rotos conceptos al amante ofrece;
aguarda los compases que padece,
porque la causa su destreza alabe.

¡Oh dulcísimo bien, que al bien me guía!,
¿con qué lengua os diré mi sentimiento,
ya que tengo de hablaros osadía?

Mas si es de los conceptos instrumento,
¿qué importa que calléis, oh lengua mía,
pues que vos penetráis mi pensamiento?

En Lírica, sel., introd. y notas de José Manuel Blecua, Castalia, Madrid, 2001.

3 de diciembre de 2011

Desde las entrañas del Gaviero. Uno de Álvaro Mutis

"UN BEL MORIR..."

De pie en una barca detenida en medio del río
cuyas aguas pasan en lento remolino
de lodos y raíces,
el misionero bendice la familia del cacique.
Los frutos, las joyas de cristal, los animales, la selva,
reciben los breves signos de la bienaventuranza.
Cuando descienda la mano
habré muerto en mi alcoba
cuyas ventanas vibran al paso del tranvía
y el lechero acudirá en vano por sus botellas vacías.
Para entonces quedará bien poco de nuestra historia,
algunos retratos en desorden,
unas cartas guardadas no sé dónde,
lo dicho aquel día al desnudarte en el campo.
Todo irá desvaneciéndose en el olvido
y el grito de un mono,
el manar blancuzco de la savia
por la herida corteza del caucho,
el chapoteo de las aguas contra la quilla en viaje,
serán asunto más memorable que nuestros largos abrazos.



En Summa de Maqroll el Gaviero. Poesía reunida, Fondo de Cultura Económica, México, 2002.

De lloros y suspiros, de pecados y daños. Petrarca

        CCXX

Onde tolse Amor l'oro, et di qual vena,
per far due treccie bionde? e'n quali spine
colse le rose, e 'n qual piaggia le brine
tenere et fresche, et die' lor polso el lena?


onde le perle, in ch'ei frange et affrena
dolci parole, honeste et pellegrine?
onde tante belleze, et si divine,
di quella fronte, piú che 'l ciel serena?


Da quali angeli mosse, et di qual spera,
quel celeste cantar che mi disface,
sí che m'avanza omai da disfar poco?


Di qual sol nacque l'alma luce altera
di que' belli ond'io ò guerra et pace,
che mi cuocono il cor in ghiaccio e 'n foco?



         CCXX

¿Dónde halló Amor el oro, y en qué vena,
para las rubias trenzas?, ¿y en qué espinas
las rosas, y en qué prados las escarchas
frescas que aliento y pulso les dio luego?

¿Dónde las perlas en las que fragua y frena
dulces palabras, castas y excelentes?,
¿dónde tantas bellezas, tan divinas,
de esa frente soberana más que el cielo?

¿De qué ángeles proviene, y de qué esfera,
el celeste cantar que me deshace
tanto que habrá de deshacerme en poco?

¿De qué sol esa luz excelsa y noble
de los ojos que paz me dan y guerra,
y en hielo y fuego el corazón consumen?

En Cancionero II, trad. de Jacobo Cortines, Cátedra, Madrid, 4a ed., 2008.