Tonante monseñor, ¿de cuándo acá
fulminas jovenetos? Yo no sé
cuánta pluma ensillaste para el que
sirviéndote la copa aún hoy está.
El garzón frigio, a quien de bello da
tanto la antigüedad, besara el pie
al que mucho de España esplendor fue,
y poca más fatal ceniza es ya.
Ministro, no grifaño, duro sí,
que en Líparis Estéropes forjó,
piedra, digo, bezahar de otro Pirú,
las hojas infamó de un alhelí,
y los Acroceraunios montes no.
¡Oh Júpiter, oh tú, mil veces tú!
En Antología poética, ed. de Antonio Carreira, Crítica, Barcelona, 2009
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