16 de octubre de 2013

Un paisaje por José Carlos Becerra, poeta mexicano acaecido en Brindisi

PAISAJE EN DESNUDO

desnudo de mujer,
senos que no están ciegos y conocen las aves,
hombros y espalda donde la luz del sol parece estar pensando,
vientre cruzado por una secuencia de fugaz infinito,

desnudo de mujer,
           concentración de la tierra y lo humano,
           estatua de la naturaleza,
           más blanca que el sollozo de un ángel,
           más morena que una mañana en la selva,
           más viva que la sonrisa del sol en la vela de un bote de pescadores,

desnudo de mujer,
           vacilación del ámbar, probidez de la piedra,
           vellón iluminado por un rayo de luna, por un rayo de carne,
           muslos separados como terminaciones del anocheces,
           cita con el origen, vida, potestad de la muerte,
           humedad de universo, palabra final encontrada,

desnudo de mujer,
           rodillas severas y más llenas de gracia que un hoyuelo en la mejilla,
           tobillos más dulces que la orilla de un estanque,
           pies aposentados en su aire como delicias diurnas,

desnudo de mujer,
           cuerpo que está volando sobre sí mismo,
           piernas como un recorrido de cantos nupciales,
           nalgas donde la redondez del mundo cobra sentido,

cuerpo que se desata de la noche,
cuerpo que se desata de sus astros como una batalla naval,
cuerpo que se desata de las leyes que no son azules o rojas,
cuerpo donde los marineros en tierra señalan el mar,
desnudo cuerpo, cuello, vientre, nalgas,
piernas concisas, vivas, entreabiertas,
desnudo de si desnudo, desnudo hasta el fondo de sí propio
hasta tocar el fondo de sus aguas ocultas,
hasta tocar lo ilimitado de sus ríos,
desnudo de mujer,
            arena, rosa, nave de verano,
                                                        viento...

En El otoño recorre las islas, ERA-SEP, México, 1985, [Lecturas Mexicanas Segunda Serie, 10].

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